Fauna

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Herrerillo y Carbonero

MAMIFEROS

Debido a su abundancia de mamiferos, Noguera pertenece a la Reserva de Caza de los Montes Universales. En los extensos bosques y matorrales de la Sierra de Albarracín se pueden encontrar en abundancia las siguientes espécies:

  • El ciervo, reintroducido en los años 60, es la especie más importante con unos 2000 individuos. Algunos llegan a alcanzar un tamaño grande y constituyen trofeos apreciados.
  • El corzo, desaparecido en la zona durante el siglo XIX, se ha recuperado naturalmente. No es muy abundante en la reserva, unos 150 ejemplares, por la competencia con otros grandes herbívoros.
  • El jabalí ha aparecido espontáneamente en la zona y se ha extendido bastante desde los años 60. Es una especie muy adaptable que, aunque depende de las bellotas, suele causar grandes daños en los cultivos.
  • La caza menor está bien representada en la reserva.. Liebres y conejos son muy abundantes pero existen buenas cantidades de perdiz roja, codorniz y paloma torcaz.

Además de estos maminefos de interés cinegético, son comunes tambien por esta Sierra:  el gato montés (Felis Sylvestris), el lobo (Canis Lupus), la gineta (Genetta Genetta) y el zorro (Vulpes Vulpes)

AVES RAPACES

Dentro de las aves, las aves de presa despiertan acaso la mayor atención por parte de muchos aficionados a la observación de la Naturaleza. Y la zona es especialmente rica en ellas, tanto en rapaces rupícolas, esto es, aquellas que se reproducen en cantiles rocosos, como en las forestales. En los farallones de la zona crían aves carroñeras como el buitre leonado (Gyps fulvus) , que con sus, en ocasiones, cerca de tres metros de envergadura alar, nos maravilla con su majestuoso vuelo. Otro buitre más pequeño ocupa algunos precipicios de la zona: el alimoche (Neophron pernopterus), que, a diferencia del anterior que es dominantemente sedentario -y por lo tanto nos regala su presencia todo el año-, es migrador ,ausentándose durante la estación fría ( durante la cual permanece en el continente africano).

Tampoco es raro contemplar la silueta de la que Félix Rodríguez de la Fuente llamase «la reina de las aves»: el Águila real (Aquila crysaetos) o del que el mismo naturalista denominase como «el príncipe de los pájaros» : el Halcón peregrino (Falco peregrinus). Y si aves como estas reinan por el día, otros seres, que nosotros podríamos definir como los «señores alados de la noche» lo hacen cuando los cielos se pintan de estrellas. Entre ellos domina el llamado «Gran Duque» , el Buho real (Bubo bubo) que desde su «castillo» rocoso se cobra como forzado tributo la vida de algunos de sus «vasallos» o presas. Pero, como dijimos, no hay solo rapaces rupícolas en la zona, también hay otras forestales y así, entre las nocturnas, es frecuente escuchar otras como el Cárabo (Strix aluco) , el Buho chico (Asio otus) o, durante la estación cálida, el pequeño Autillo (Otus scops). Por seguir citando otras especies, al margen del hábitat en el que las encontremos, podemos citar, por ejemplo, otras rapaces que podemos topar más cerca de los pueblos, como el simpático Mochuelo (Athene noctua) o como la misteriosa Lechuza común (Tyto alba) que puede reproducirse dentro de los cascos urbanos.

Entre las rapaces forestales diurnas el soberbio Azor (Accipiter gentilis) y su primo menor el Gavilán (Accipiter nisus), son acaso las mejor adaptadas a estos cerrados entornos de la espesura, como evidencian sus cortas alas y largas colas, que les dotan de gran capacidad de maniobra bajo las copas de los árboles. La visión fugaz de estas aves en la fronda es sin duda una de las mejores recompensas que el amante de la Naturaleza puede obtener en un paseo bajo el dosel forestal. En primavera y verano tampoco será extraño observar las evoluciones de la cantarina Águila calzada (Hieraaetus pennatus), de la preciosa Águila culebrera (Circaetus gallicus), o del Alcotán (Falco subbuteo). Y ,en toda época, escuchar los «maullidos» del Ratonero (Buteo buteo).

OTRAS AVES DE INTERÉS

Obviamente, el mundo ornítico no es solo el de las aves rapaces. Y así, como no, en los troncos de los árboles, no será extraño observar aves como los pájaros carpinteros (entre ellos los pitos reales (Picus viridis) y los picos picapinos (Dendrocopos major). O una especie más o menos afín a estos taladradores de madera: el singular Torcecuello (Jinx torquilla).

Y ,en fin, toda consabida cohorte de pajarillos forestales como los páridos (Herrerillo común y capuchino, Carbonero Común y Garrapinos,…), trepadores, agateadores, alcaudones, oropéndolas, y demás. Mención especial merece un pájaro cuyo curioso pico es inmejorable para abrir piñones: el Piquituerto. Entre los córvidos, en la zona podemos encontrarnos a la ubicua Urraca, a la Chova piquirroja –muy frecuente en los roquedos- , a la Grajilla, a la Corneja negra o al Cuervo. Y, en fin, ya que en el presente texto no podemos extendernos mucho y el de los pájaros es todo un «Universo» en sí mismo, abreviaremos haciendo un rápido listado de algunas de las aves que han sido vistas en la zona, en sus diversos hábitats, en época de cría: Chotacabras gris, Vencejo común y real, Martín pescador, Abejaruco, Abubilla, Avión común y roquero, Golondrina común, Terrera común, cogujadas comunes y montesinas, Totovía, Alondra común, Perdiz, Codorniz, palomas bravías, zuritas y torcaces, Tórtola común, Críalo, Cuco, Lavandera blanca, boyera, y cascadeña, Chochín, Acentor común, Petirrojo, Ruiseñor común, Colirrojo tizón y real, Tarabilla común, Collalba gris, rubia, y negra, Roquero rojo y solitario, Mirlo común, Zorzal charlo, Zarcero común, currucas rabilargas, carrasqueñas, zarceras, mosquiteras o capirotadas, mosquiteros papialbos y comunes, reyezuelos listados o sencillos, papamoscas grises y cerrojillos, mitos, Estornino común, gorriones comunes, molineros y chillones, Pinzón vulgar, Verdecillo, Verderón común y serrano, jilguero,… y ,en fin, tantas aves y de tantas clases, unas más sobrias, otras más llamativas, unas de unos colores otras de otros, unas con unos tamaños y otras con otros, unas con unas costumbres y otras con otras, con unos o con otros cantos y voces,…

Tantas aves y con tales características que, sin duda, explican la pasión de todos aquellos que, como el que esto escribe, han sido picados por el veneno de la ornitología. Es un mundo apasionante éste donde, de alguna manera, aunque acaso con otro sentido, se obedece ese consejo bíblico de «mirad las aves del cielo». Y sin duda esta del montañoso oeste turolense es una muy buena zona para, provistos de prismáticos o telescopio o a simple vista, seguir las evoluciones de este interesantísimo grupo de animales. Y, haciéndolo, ejercitarnos en una de las más agradecidas formas de entrar en comunión con la Naturaleza y sus secretos.

LEPIDOTEROS

Las poblaciones de lepidópteros se han conservado razonablemente bien y, las que fueron afectadas por el efecto de la fumigación para combatir plagas de los pinares -como la procesionaria del pino- en las décadas precedentes, se están recuperando.La Sierra de Albarracín es, sin dudarlo, la más conocida y estudiada tanto por lo variado de sus lepidópteros (mariposas) como por el elevado número de publicaciones que desde el año 1883 hasta nuestros días se vienen realizando.

En 1883, Bernard Zapater prestigioso entomólogo de Albarracín y el entomólogo bávaro Maximilian Korb publicaron el «Catálogo de los lepidópteros de la provincia de Teruel y especialmente de Albarracín y su sierra», editado en dos partes en los Anales de la Sociedad Española de Historia Natural; allí recopilaron buen número de especies, en particular de las numerosas localidades que recorrieron en la sierra de Albarracín, como el valle de Valdecabriel, las dehesas de Griegos, el puerto de Bronchales, Orihuela del Tremedal, Sierra Alta (Noguera), etc.; algunos de sus descubrimientos más notables son Chazara prieuri Pier., Erebia zapateri Obthr., Graellsia isabellae Graëls

Fuentes principales:

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